Sólo
sus manos eran caos en un mundo dominado por el orden matemático.
Figras geométricas perfectas, colores puros y versos sin
sentimientos para morir en vida.Y es extraño que de algo creado por
y para el equilibrio crezca lo irracional. Extraño y cautivador
hasta lo insultante, sublime.
Su fin
no era más que el principio de una nueva era donde la palabra
cobrara de nuevo vida, donde lo efímero pasará a ser eterno; su fin
no era más que volar hasta rozar el techo de estrellas.
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