sábado, 31 de diciembre de 2011

Ícaro.

Un corazón herido agoniza mientras las carcajadas de la multitud siguen abriendo la herida, la confianza restante se tambalea y el cuerpo cae en un pozo de whisky y desesperación. Así me siento.
Difícil explicación tiene. O mejor dicho, difícil que yo la acepte. Y sin embargo aquí sigo, testarudo en mi lucha tras perder una y mil batallas, con una espada mellada y un escudo hecho a base de orgullo resquebrajado. Difícil explicación tiene, pues más intrincado resulta sabiendo que esta guerra nunca pasará a la historia por épica y que, si soy yo quien pierdo, mis ruinas no recibirán gloria alguna.
Tratando de descifrar el Caos recorrí tu cuerpo sin dejar más huella que el recuerdo de un suave tacto, sabiendo que a la mañana siguiente el sol te tendría envidia por radiante. Logré huir del laberinto del propio Dédalo sorteando falsas pistas, guiándome por el cielo que son tus ojos y el latir de un corazón lejano. Y los latidos se intensificaron hasta turbar mi mente, ya no pude oír nada más.
Hoy, temo haber sido ambicioso en demasía. Quise volar alto, muy alto, pero la cera de mis alas se derrite tan presurosa como los recuerdos sobre Ícaro afloran.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Como el sol.

Las nubes se arremolinan removidas con cuchara mientras lloran suavemente, pretendiendo que nadie se percate. Es todo un espectáculo para la vista. Para la mía, digo, que he logrado apartar mis manos y ver más allá, aún más, al distorsionado infinito.
Sus saetas giran contrarias porque algún loco se lo ha ordenado; y no miro a nadie. Quién fue capaz nadie lo sabe; pero quien quiso pudo, y sin demasiado ahínco. No necesitó demasiada fuerza de voluntad, sólo la suficiente para volar e inclinarse al borde de un abismo llamado Universo. Después, todo se complica.
Sangre saliendo de las cuencas tras conocer el verdadero horror, el óbito de las mentes, la auténtica hecatombe. Y delante, una fácil huída junto a una difícil decisión: el regreso al infierno velado o una vida funambulista sobre su filo. Y un constante por qué.

La respuesta acertada se oculta mientras millones forman el frente, ambicionando satisfacer las urgencias de incautos y no tan incautos. Conocen su poder, y no necesitan armas letales para mostrarlo. Maquilladas bajo recias máscaras de ideales pueden conquistar el mundo, muy a mi pesar. Sin sentir la palabra “créculo”, los esclavos arrastran la carga con una sonrisa de complicidad.

Agito mis alas.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Historia de una y mil vidas.

Y así llegué aquí para quedarme. Después de un penoso camino, de un viaje interminable por tierras desconocidas y peligrosas, me encontré con este idílico lugar. Y decidí que este era mi sitio.

Desde aquella, día tras día me siento en mi butaca a ver pasar el tiempo. Cómodo, tranquilo y sosegado, como debe ser.

Por mí no pasa el tiempo, o al menos yo no lo percibo. Realmente no puedo decir que pase, pues me mantengo invariable en la calidez de este mi hogar. Te gusta, ¿verdad? Como debe ser. ¿Quién no había de querer algo así? Sólo un estúpido saldría afuera pudiendo vivir sin ajetreos, sin luchas vanas por grandes conquistas demasiado alejadas de la realidad.

No. Yo no deseo salir de mi hogar. Mi burbuja. Mi máscara.

El mundo está loco. Yo vivo cómodo, tranquilo y sosegado, como debe ser.

Y así llegué aquí para quedarme. Después, perdí mi personalidad.

sábado, 4 de junio de 2011

Para Elena, por recordarme que al escribir también se sonríe. :)

Un punto en el universo, imperceptible como un quark, pero siempre presente y fundamental, Yo.
Presente en cuanto a tiempo, pues el futuro ya es pasado pero no todo el pasado es historia; fundamental per se, pues el poder del aleteo de las alas de una mariposa se minimiza ante el poder de la palabra, cuando la palabra es palabra y no simple habladuría banal.
Quizá me equivoque y sólo sea un pobre miserable que ha perdido la cordura al salirme del rebaño, pero soy tan imprescindible como cualquier otra oveja negra.
Y sí, hablo con ego, con el necesario para saber valorar lo que hago y poder levantar la cabeza sin importar el qué dirán; pero no llevo alzacuellos. Quererse a uno mismo es bueno, mientras no te olvides de querer a los demás. Os lo resumo: Si estoy callado, crezco; si estoy crecido, callarme.
Una imagen vale más que mil palabras; un ideal vale más que mil imágenes. Sigamos levantando flores.

Un punto en el universo, imperceptible como un quark, pero siempre presente y fundamental, Tú.

jueves, 10 de marzo de 2011

Agua, aire, fuego, tierra. Energía.

- Cariño, cierra los ojos, escucha el agua del mar romper contra las rocas. Escucha. Disfruta. ¿Lo oyes?
- Oigo vibrar el aire con el susurro de tu voz, con el crepitar de las llamas de tu corazón.
- ¿Sientes cómo gira el mundo?
- No me gusta, da vueltas, y me mareo... Pues tú eres mi centro de gravedad, y sino estuviera entre tus brazos mis rodillas estarían manchadas de tierra.
- ...
- Sólo bésame. Y siente cómo la energía fluye.

martes, 8 de marzo de 2011

Evidence.

¿Sabéis? Hace tiempo solía sonreír. Os juro que es verdad, y a pesar de que hoy ya no sea capaz, espero que la tormenta pase. Que pase como el tiempo que me lleva en su regazo, sin dejar siquiera que me dé cuenta. Creces, pequeño. Creces... Luchar por un falso sueño, sentir que ya no sientes, amar sin ser amado... ¿Realmente siempre es así? No. No quiero creérmelo. Es más, me niego a creérmelo. Vendrán momentos mejores... mientras tanto, el tiempo pasa.
Ya no sé qué hacer, cómo arreglar esto. Y ya no queda demasiado margen de maniobra, lo sé. Porque hacer lo que quiero no es lo correcto. O mejor: ¿Por qué hacer lo que quiero no es lo correcto? No lo sé, no lo entiendo, no logro ver el fallo. “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo, todos los mediocres se conjuran contra él”, Jonathan Swift dixit. Yo creo que un genio es aquel que logra marcar su propio camino. Y yo aún tengo demasiado miedo, porque dar un paso es mucho más que dar un paso, porque realmente es mentira eso de “mejor solo que mal acompañado”. ¿Acaso los genios no tienen miedo? ¿O es que no tienen que temer? Yo estoy perdido. Perdido como nunca y como siempre. Perdido como un grito en el silencio. Perdido. La última pregunta es: ¿Habrá salida?

miércoles, 23 de febrero de 2011

Juego de niños.

El enano de pesado martillo, parco en palabras pero vasto en maña, fue padre de Dioses creando divinidades. Su obra cumbre llevaba el nombre de belleza y ocultaba el brillo del sol con sus seis caras. Caras ambiguas, difíciles de controlar, difíciles incluso de ver. Caras ambiciosas e insaciables, capaces de adoptar cualquier forma si están bajo presión. Caras en las que confiar, aún sabiendo que un día serás traicionado.

Muchos años han pasado, mas nada puede detener la máquina. Cruentas batallas surgieron mientras ella paseaba forjando odio entre bastidores, nunca partícipe en la masacre. Virtuosos amores afloraron cuando mostró su cara más dulce, cruda cortina de humo.


Tú que sacias mi sed, agua de rosa.
Pluma que surca esclava de tu prosa.
Estaría feliz
con que echaras raíz
en las fibras de mi frágil corazón.

Tú que sacias mi ser, con cualquier cosa
Río de tinta que te pinta en losa.
Estaría feliz
con que echaras raíz
siendo musa de toda mi inspiración.


Preso de ti, me inclino a tus pies; pues no soy digno ni de nombrarte. Amante de millones de hombres anhelantes de poder. Tienes ante ti al siervo más fiel. Prestaré mi servicio a tus designios hasta que la muerte me lo impida, y esa muerte será defendiendo tu honor. Nada mancillará tu nombre en mi presencia, sagrado don de la humanidad. Todos quisieron bailar contigo; hoy, espero, este baile será mío.

Gracias por mostrarme siempre la mejor de tus seis caras.
Gracias por enseñarme que en el juego también cuentan las palabras.

Bourbon.

La locura era el fuego que avivaba mi sed, sed de venganza y odio, ser despiadado con hambre de títulos sin importar el cómo, hijo bastardo del diablo.

.......

Mi nombre es Dorian... Don Dorian Legendre, Dorian Desprecios, para algunos...¿Me conoces? Ni lo intentes, no lo comprenderías.
Navego en mi copa de Bourbon huyendo de este olor nauseabundo que me embota el cerebro. Olor a podrido, mugre y alimañas. ¿Lo hueles?
Oh, dulce Bourbon... Ambrosía sólo apta para Dioses e inmortales...En el fondo sabes que todavía no he muerto, y me mantienes a flote cuidando que no me infecten sus virus. Malvivo entre zombies mordidos por más zombies que tratan de sorber mis sesos y disfrutar mi jugo, contigo lucho en éste mi último reducto.
Quizá caiga, pero antes me llevaré a unos cuantos por delante.

martes, 22 de febrero de 2011

Invierno con F.

Salí corriendo. Mi alma caía lenta pero constante, como los helados copos que me mojaban el pelo. Los pies desnudos se me quedaban insensibles ante la fría nieve, pero reaccionaban con una presura pasmosa.
Corría mientras mi llanto en agonía constante silenciaba el mundo y sus calles, sus calles y el miedo.
Un corte en mis mejillas producía directamente la fisura en mi espíritu, que se convertía en agua tan rápido como se funde el hielo bajo rayos de Lorenzo, mientras gafas de sol ocultaban mi mirada y parte de mis cardenales. Quise sobrevivir.

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Todavía resuenan en mi cabeza sus gritos de ginebra y los golpes de su puño alzado nunca por revolución.
No sé cuándo empezó todo, pero ya ha terminado.

jueves, 10 de febrero de 2011

Lo siento.

Ayer soñé que volvía a rozar sus labios en un último suspiro de esperanza, sintiéndolos reales y únicos como una huella dactilar. Como una huella dactilar posada con delicadeza sobre sus enrojecidas mejillas, hechas a cincel por el mismísimo Michelangelo.
Ayer soñé que surcaba un grácil mar donde los cantos de sirena eran los bucles dorados de su melena, que me arrastraron hasta la isla de su cuello haciéndome sentir un Robinson Crusoe.
Ayer soñé que esa llave era la de tu corazón, y que sólo servía para abrir el mío.
Ayer soñé que con locura me miraron esos ojos; y con locura vivo para toda la vida.

Ayer soñé lo que quise. Hoy sueño lo que puedo. Mañana soñaré si te tengo.

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Y Sísifo siguió empujando la piedra con empeño, sabiendo que el desánimo no es más que la muerte del alma.