miércoles, 15 de julio de 2015

Carta sin remite.

He perdido la cabeza. No recuerdo dónde ni cuándo, pero esta mañana quise usarla y simplemente no estaba.
No sé quién soy, no reconozco dónde me encuentro y mentiría si te dijese que somos amigos; tan sólo espero que seas capaz de reconocer mi letra y puedas devolverle el nombre a mi alma que se encuentra vacía. 
Disculpa que te escriba, pero en mi cartera solamente tengo un papel con tu dirección y eso debe significar algo. Hoy necesito que alguien me de cobijo entre sus recuerdos.
Necesito decirte que el tiempo no cura la locura, jamás podré agradecértelo; pero, por favor, apiádate de este pobre hombre solo.
Un saludo, Nadie.

jueves, 9 de julio de 2015

Altas pretensiones.

Como una gota de agua que se resiste a morir bajo el agobiante calor de julio, que se resiste a evaporarse hasta formar una masa amorfa junto con el resto. Así me siento.
Como la última gota, echando de menos algo que no quiero y enfrento gastanto las últimas reservas de fuerza que guardo en mi yo inmaterial, preguntándome cuánto tiempo tardaré en sucumbir.
El invierno todavía se ve demasiado lejano y yo ya no podré aguantar mucho más; esperemos que el otoño pueda darme un respiro, si es que soy capaz de llegar a él. Quizá antes me ayude alguna benigna tormenta en un año que se espera especialmente seco...

Sólo me queda confiar, sin suerte ni destino que juegue conmigo. Confiar en que soy quien realmente creo y entregar todo mi ser a cada segundo.

miércoles, 8 de julio de 2015

Bandera blanca manchada de barro.

El espejo se quebró cuando me expuse a su juicio; tal vez sólo fue el reflejo de mi ánima rota.
Las arrugas de un tiempo que nunca fue lineal son los surcos del vinilo que producen la banda sonora de mi vida con sus graves y agudos, aunque más grave es haber perdido el norte y su magnetismo.
Es obvio que en algún momento indeterminado se ha producido la debacle y hoy es complicado reconducir la situación, pero aún más que quien decide rendirse nunca podrá saborear la victoria. Luchar no es obligatorio, es cierto, pero en la batalla es donde se muestra lo mejor de cada uno.
Toca resurgir como un fénix de sus cenizas; toca volar más alto que nunca.

Esvaeceuse.

Esvaeceuse,
sen que puidese quitarlle unha soa prenda.
Non marchou, esvaeceuse
e eu nin tan sequera puiden quitarlle os ollos de enriba.
A súa figura perdura na miña retina; xa non necesito coñecer máis. Aínda os hai máis cegos.