domingo, 6 de noviembre de 2016

Amor sin pausas.

Me las encuentro y me agreden en una suerte de serendipia de la que ni huyo ni trato de huir, aceptando que ellas me han elegido a mí para mi fortuna y su desgracia.
Se clavan, en mi piel y en mi memoria, dejando en añicos mi integridad con su desgarrador filo que todo lo puede y ante el que no opongo resistencia; quiero que me invada y atraviese mi cuerpo haciéndome partícipe de su locura.
Es difícil describir lo indescriptible de su llegada y la emoción que me embarga cuando las tengo delante, ofreciéndose para mi grotesco juego donde la belleza estética y la intensidad suponen lo único agradable que podemos encontrarnos. Una orgía sadomasoquista donde sólo yo implico mis sentimientos y el amor queda relegado a un ego masturbatorio, placentero, pero también fraudulento y solitario.

Alcanzando el clímax tras cada nuevo movimiento.