martes, 22 de febrero de 2011

Invierno con F.

Salí corriendo. Mi alma caía lenta pero constante, como los helados copos que me mojaban el pelo. Los pies desnudos se me quedaban insensibles ante la fría nieve, pero reaccionaban con una presura pasmosa.
Corría mientras mi llanto en agonía constante silenciaba el mundo y sus calles, sus calles y el miedo.
Un corte en mis mejillas producía directamente la fisura en mi espíritu, que se convertía en agua tan rápido como se funde el hielo bajo rayos de Lorenzo, mientras gafas de sol ocultaban mi mirada y parte de mis cardenales. Quise sobrevivir.

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Todavía resuenan en mi cabeza sus gritos de ginebra y los golpes de su puño alzado nunca por revolución.
No sé cuándo empezó todo, pero ya ha terminado.

1 comentario:

  1. Es preciosa... ahora me vas a llamar corta pero al principio me costo pillarla... jajaja
    Es tristona pero esta genial :)

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