miércoles, 16 de diciembre de 2009

Callejón.

Eso sigue dentro y trata de romper mi estabilidad.

Ahora está quieto, calmado, pero sé que no se ha ido. Cuando esté agotado, demasiado exhausto como para sacudirlo, hará acto de presencia junto con la destrucción. Apuro mi copa nervioso mientras con el espejo vigilo mis espaldas. Caigo rendido.

Siento dolor. Debo haberme golpeado la cabeza, haberme caído y perdido el conocimiento, porque desconozco esta penumbra. Pero… mis piernas no pueden haberme traído hasta aquí. No. Mis piernas nunca caminarían hacia un lugar tan nauseabundo como éste, nunca dejarían que mi presencia se manchara con el fuerte olor que me turba hasta nublar mi pensamiento. Nunca. Debe haber sido Eso, que ha golpeado de nuevo mi conducta modificándola a su antojo cual prensa hidráulica; fuerza desmedida que me posee y me hace perder el rumbo.

Ya no importa. Debo salir de aquí antes de que la escoria manche mis mocasines, éste no es buen lugar para Dorian.

Me levanto despacio mientras mi corazón bombea sangre con furia, presa del pánico. Doy un paso, y luego otro, y luego otro. Dejo unas calderillas encima del mostrador y salgo corriendo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Autómata enamorado.

"Todas y cada una de mis células son tuyas individual y colectivamente; todas mis respuestas emocionales son positivas hacia ti..., al igual que todas y cada una de las respuestas de mi corazón".

Carta abierta.

“Tú una noche sin cenar, yo decenas…”

Es curioso cómo el batir de una mariposa puede cambiar el mundo. Un día no hay nada, una mariposa bate sus alas, et voilà, todo se altera. El mundo patas arriba y yo vagando perdido entre sus más sórdidas callejuelas, intentando poner razón al corazón y preguntándome por qué me falta valor para decírtelo a la cara. Confundido como pocas veces había estado, pero feliz y a salvo de errores.
Quizá te sorprenda, aunque lo dudo mucho, tú ya lo sabías desde hace tiempo. Porque estoy perdido, pero creyendo que algún día seremos uno, y eso me alivia. Porque tengo miedo a equivocarme haciendo esto, y eso es lo que me dice que no me equivoco.
A veces noto un profundo peso en el pecho, es el corazón que se me para. Cada vez que te veo caminar se para, pero no por ello dejes de hacerlo. Al fin y al cabo morir de amor no es una muerte tan grave ni tan dolorosa.


Espero que no me olvides, mi mariposa bate las alas al ritmo de tu corazón desde hace tiempo.