sábado, 12 de diciembre de 2009

Carta abierta.

“Tú una noche sin cenar, yo decenas…”

Es curioso cómo el batir de una mariposa puede cambiar el mundo. Un día no hay nada, una mariposa bate sus alas, et voilà, todo se altera. El mundo patas arriba y yo vagando perdido entre sus más sórdidas callejuelas, intentando poner razón al corazón y preguntándome por qué me falta valor para decírtelo a la cara. Confundido como pocas veces había estado, pero feliz y a salvo de errores.
Quizá te sorprenda, aunque lo dudo mucho, tú ya lo sabías desde hace tiempo. Porque estoy perdido, pero creyendo que algún día seremos uno, y eso me alivia. Porque tengo miedo a equivocarme haciendo esto, y eso es lo que me dice que no me equivoco.
A veces noto un profundo peso en el pecho, es el corazón que se me para. Cada vez que te veo caminar se para, pero no por ello dejes de hacerlo. Al fin y al cabo morir de amor no es una muerte tan grave ni tan dolorosa.


Espero que no me olvides, mi mariposa bate las alas al ritmo de tu corazón desde hace tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario