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Había una vez
un pobre burrito cuyo amo ya no quería, pues se había comprado un tractor para
trabajar el campo y ya no le hacía falta. Como el amo quería matarlo para
deshacerse de él, se escapó de casa y pensó qué iba a ser de su vida. Decidió
que se iría a Hollywood para ser un animal actor, pues siempre había tenido
grandes dotes de interpretación.
Por
el camino se encontró a un galgo de carreras que ya no podía ganar a nadie, al
pobre le gustaba mucho leer obras de teatro pero ya no podía concentrarse
cuando corría, en su cabeza sólo estaba el “Ser o no ser” de Shakespeare. El
burro lo animó y le dijo que podía irse con él, que los dos podían triunfar en
Hollywood.
Caminando,
caminando, se encontraron un gato al que su dueño había echado de casa. El
motivo, había dejado de cazar ratones y ahora sólo comía pienso delante de la
televisión, donde se emocionaba con las telenovelas. El gato también se unió al
grupo, pensando que podría ser un buen futuro para él conociendo a tantos
actores famosos, y los tres siguieron su camino.
Un
poco más adelante se encontraron un gallo que había escapado justo a tiempo de
que no le cortaran la cabeza, su dueño se había comprado un despertador que
podía poner a la hora que quería y el gallo ya no tenía ninguna función. Los tres
amigos lo animaron y le dijeron que podía unirse a ellos, que con esa
espléndida voz seguro que triunfaba en la gran pantalla.
Al
pasar unos días llegaron a Hollywood y decidieron ir a una productora a pedir
trabajo. Cuando estaban cerca de la puerta vieron a unos tipos salir corriendo
mientras detrás gritaban “¡Al ladrón, al ladrón!”. El burro, el perro, el gato y el gallo, como
eran muy valientes, decidieron detener a los ladrones. Se posaron uno encima
del otro hasta que quedó debajo de todo el burro, encima el perro, justo
después el gato y coronándolos el gallo con sus alas abiertas. Los ladrones se
asustaron tanto que resbalaron y se cayeron justo cuando llegaba la policía, que
pudo detenerlos.
El
dueño de la directora, entre agradecido e impresionado por tal hazaña, decidió
contratarlos para sus películas, y así por fin los cuatro tuvieron la nueva
oportunidad que tanto querían.
Y colorín, colorón, otro cuento
que mola un montón.