lunes, 14 de abril de 2014

Corazón noble.

El tambor retumba y marca el ritmo, en lo profundo, donde va a morir la última luz. Casi da miedo pensar que es así, pero dirige el mundo sin sentirlo y con la precisión de un cirujano experto.
Manejar la intensidad y la frecuencia se convierte en un simple juego de niños, le resulta más simple que una palanca. Rápido y fuerte o mucho más pausado y cálido, como saetas cansadas giran sin detenerse pero variando el ritmo. Sabe que tiene el poder de manejarlo todo, de cambiar el rumbo cual capitán de barco buscando los vientos más favorables para surcar la inmensidad. El futuro es incierto, eso se sabe, pero quien no juega al azar puede adaptarlo a su medida, y eso es lo que él hace.
Y de nuevo golpea, con su propio ritmo, transformando la realidad. Y de nuevo golpea trabajando la armonía.
Desconozco si es fuente de vida o algún día nació y creció hasta convertirse en lo que es hoy, pero ahora mismo no hay Dios más poderoso ni otro que gobierne.
Forjando el mundo.

El niño se hace grande.

Esto es un resumen en forma "relato" que hice en clases.
No es exactamente lo que acostumbro a subir pero ahí lo tenéis.

______________________________________

Los sentidos captaban cada mínima perturbación de su entorno invadiéndolo hasta abrumarlo. Sensaciones que llegan y no hay quien las detenga, pues, aunque ya tiene el escudo de defensa, todavía no aprendió a utilizarlo.
Dormir, dormir es lo único que amaina la tormenta por un rato. Y así durante meses.
Aprender a moverse, poder moverse, y sólo para poder seguir experimentando, abrumándose con sensaciones y, por supuesto, dormir. Dormir, descanso y orden.
Recordar todo aquello por lo que ha pasado, todo aquello que ha podido captar, ayer y siempre, será el próximo logro. Lo que ha vivido y lo que puede extrapolar de ello.
Y todo destinado a un único fin, el pensamiento. Solucionar problemas antes incluso de poder intentarlo, razonar por qué puede hacerse así y, por último, pensamiento divergente. Ser creativo, tener capacidad para aportar métodos sin un esquema preestablecido.

Y así es cómo el niño, poco a poco, se hizo grande.