lunes, 28 de noviembre de 2011

Historia de una y mil vidas.

Y así llegué aquí para quedarme. Después de un penoso camino, de un viaje interminable por tierras desconocidas y peligrosas, me encontré con este idílico lugar. Y decidí que este era mi sitio.

Desde aquella, día tras día me siento en mi butaca a ver pasar el tiempo. Cómodo, tranquilo y sosegado, como debe ser.

Por mí no pasa el tiempo, o al menos yo no lo percibo. Realmente no puedo decir que pase, pues me mantengo invariable en la calidez de este mi hogar. Te gusta, ¿verdad? Como debe ser. ¿Quién no había de querer algo así? Sólo un estúpido saldría afuera pudiendo vivir sin ajetreos, sin luchas vanas por grandes conquistas demasiado alejadas de la realidad.

No. Yo no deseo salir de mi hogar. Mi burbuja. Mi máscara.

El mundo está loco. Yo vivo cómodo, tranquilo y sosegado, como debe ser.

Y así llegué aquí para quedarme. Después, perdí mi personalidad.